Salto Pará principal atractivo turístico del Parque Nacional Caura

Prensa Ecosocialismo y Aguas (Minea) / Inparques. 22/06/2017.- El recién decretado Parque Nacional Caura, que abarca los municipios Sucre, Cedeño y Manapiare, de los estados Bolívar y Amazonas, será administrado por el Instituto Nacional de Parques (Inparques), ente adscrito al Ministerio del Poder Popular para Ecosocialismo y Aguas (Minea), que recientemente realizaron la colocación de la primera señalética y efectuaron un encuentro con las comunidades indígenas para discutir el reglamento de uso de este espacio recreacional.

El titular del Minea, Ramón Velásquez Araguayán, encabezó una reunión con representantes de las comunidades indígenas

El titular del Minea, Ramón Velásquez Araguayán, encabezó una reunión con representantes de las comunidades indígenas

El Salto Pará es uno de sus principales atractivos turísticos, y por la imponente caída de agua, se dice que su volumen supera a las famosas Cataratas Victoria de África y las de Iguazú en la frontera Brasil-Argentina.

Además, es la segunda catarata más grande del mundo y de América, debido a su anchura de 5 mil 608 metros. Su nombre se debe al dialecto indígena que significa «Murciélago» y está ubicada en la vía Caicara del Orinoco, estado Bolívar, cerca de la población Maripa perteneciente al municipio Sucre, es decir,  a 46 kilómetros de la desembocadura del Caura.

En el nuevo parque fue colocada la primera señalización

En el nuevo parque fue colocada la primera señalización

Sin embargo, el Salto Pará, o Kuyuwishodü, es conocido por los indígenas de la zona por romper abruptamente el cauce del río Caura, ya que fija la división entre el bajo y el alto Caura, a través de  tres importantes caídas, las cuales están alineadas en forma de herradura con aproximadamente 60 metros de altura, desembocando en un cañón de 7 km de largo con innumerables saltos y rápidos para luego apaciguar las aguas y ensanchar el río formando un inmenso banco de arena, llamado «El Playón».

No obstante, esta cascada se encuentra llena de magia y esplendor, pues según los hermanos indígenas que habitan en las cercanías de este importante afluente, relatan que los misioneros llegaron en el siglo XIX, y luego de observar lo espectacular de esta caída decidieron instalarse para explotar y conocer los grandes potenciales naturales de la zona, como la sarrapia, caucho, el balatá y la madera, recursos que tenían alta demanda a nivel internacional.

Prensa Ecosocialismo y Aguas (Minea) / Inparques / Ligia Ruiz

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