
Prensa Ecosocialismo (Minec) / Caracas, 05/04/2023.- Una de las tradiciones más representativas de la Semana Santa en Venezuela, es la procesión del Nazareno de San Pablo, una imagen de Jesucristo con la cruz vestido de morado, que es asociado inmediatamente con el Miércoles Santo.
A pesar de ser una costumbre popular en todas las iglesias, el Nazareno de San Pablo, de la Basílica de Santa Teresa en Caracas, y el Nazareno de Achaguas, en el estado Apure, son las más conocidas.
La devoción por el Nazareno de San Pablo inició en Caracas, y con el paso del tiempo se ha extendido por todo el país, motivo por el cual se ha convertido en uno de los acontecimientos más importantes de la Semana Santa.
El Miércoles Santo, es el Día del Nazareno y la sagrada imagen de Cristo, que lleva la cruz a cuestas. Esta imagen es adorada por millones de personas que visten de color morado, como un acto de fe o una ofrenda por un favor recibido.
Como dato histórico, el Nazareno de San Pablo llegó al país en los años 1600, y estuvo cerca de 200 años en la capilla de San Pablo El Ermitaño de Caracas, ubicada en el lugar en el que está actualmente el Teatro Municipal de Caracas.
En 1669 el país era azotado por una epidemia llamada «vómito negro», para la cual no existía cura en el momento. Los clérigos sacaron al Nazareno de San Pablo y le dieron una vuelta por la zona.
La imagen al pasar por la esquina de Miracielos, en la que había una casa con un solar y un corral con un árbol limonero, cuyas ramas y hojas daban hacia la calle, estas se enredaron con la cruz y la mano del Nazareno, lo que provocó que comenzaran a caer los limones a la calle, ante los gritos de la gente de «milagro».
Los limones que cayeron fueron exprimidos en agua limpia de la quebrada Catuche y las personas bebieron el preparado. El «vómito negro» de forma progresiva desapareció.
Desde ese momento se confieren poderes milagrosos al Nazareno y los feligreses lo visitan en la Iglesia de Santa Teresa, especialmente en Semana Santa. Sin embargo, cualquier época es propicia para venerar al santo, como lo evidencian las diarias visitas de los fieles que se arrodillan, piden, rezan, y le agradecen por los milagros recibidos.
Prensa Ecosocialismo (Minec) / Gisell Viloria
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